Este post fue escrito originalmente en «Motorcycle Wanderings», mi blog acerca del motociclismo. Te dejo el link del post y del sitio para que leas más de estos temas si también compartes la pasión por las motos:
Replico el post aquí:
Nota del autor: Estas publicaciones se presentan tal cual fueron escritas, sin ediciones, para preservar la autenticidad de los pensamientos del autor. Agradezco su comprensión ante cualquier error ortográfico o gramatical.
Hoy, después de ir a Atlixco y recorrer la bella carretera “Autopista Siglo XXI” estuve reflexionando algunas horas en el “casco terapeuta”.
Le digo casco terapeuta porque después de algunas horas en solitario con tus pensamientos dentro del casco y recorriendo la carretera, tus niveles de reflexión y de introspección se elevan tanto como si estuvieras en la sala de un terapeuta.
Últimamente, me he puesto a reflexionar mucho acerca de la fragilidad de la existencia del ser humano en este mundo.
Me empecé a preguntar si en realidad estaba disfrutando completamente de las experiencias que tengo normalmente en mi vida, y después de una meditación antes de la rodada de hoy, me permití disfrutar de todos y cada uno de los momentos de la rodada.
Normalmente, no disfruto de levantarme tan temprano si no he descansado bien, pero esto se me quita una vez arrancada la ruta hacia el destino. También tengo que aceptar que algunos tramos de la ruta no los disfruto ya sea porque son rectas interminables o, porque en el regreso, ya se nos hizo un poco tarde y tengo algo que hacer ese día.
Pero hoy, fue diferente.
Me vestí y me puse todo mi armamento de motociclista con entusiasmo y disfrutando cada parte de el.
Preparé la motocicleta el día anterior, para que me fuera más agradable solo prenderla y arrancar.
Tomé un café antes de prepararme y disfruté de todo su sabor y olor.
Cargué gas en la gasolinería con calma, sin estresarme por el tiempo y arranqué el viaje con una mentalidad diferente.
Manejar mi motocicleta es lo que más disfruto en esta vida pero tengo que aceptar, que como todo, hay algunas cosas que son tediosas.
Pero decidí rodar con la mente puesta en: “Disfruta como si fuera tu última rodada”.
Hoy, cada paisaje parecía un paraíso. Hoy, el clima me pareció perfecto. Hoy, el viento me hizo sentir fresco en todo momento. Hoy, me sentí más libre que nunca.
Creo que si lograra recordar las palabras “Hoy es tu último día“, mi vida cambiaría por completo. No daría por hecho muchas de las cosas que a veces pierden mi atención por ser repetitivas o de rutina. Disfrutaría de la compañía de mis seres amados y agradecería por todo lo que tengo en este momento.
Porque aunque parezcan palabras exageradas, puede que sean verdaderas. No sé si exista un destino o si exista algo predestinado en nuestra existencia, pero tenemos que tener en cuenta que en esta vida nada es seguro y todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
Es por eso que hay que preguntarnos día con día, si estamos viviendo la vida que queremos, si estamos siendo la persona que queremos ser, si estamos comunicando lo correcto, si estamos pensando positivamente y en general, si estamos viviendo con pasión y significado nuestra vida.
Para que el día de mañana, segundos antes de que suceda un cambio en nuestra existencia, podamos sonreír y estar satisfechos por todo aquello que dejamos como huella en este bello mundo.
¿Y si hoy fuera mi última rodada?
-Adrián de la Vega