Nota del autor: Estas publicaciones se presentan tal cual fueron escritas, sin ediciones, para preservar la autenticidad de los pensamientos del autor. Agradezco su comprensión ante cualquier error ortográfico o gramatical.
Jordan B. Peterson, psicólogo canadiense que me encanta, tiene un libro no tan bueno (debo de admitir) llamado «12 Rules for Life: An Antidote to Chaos» en el cual expone breves reglas que pueden ayudarte a tener una mejor vida, una vida con más significado y con mayor realización para ti.
Sin embargo, su regla número 6 fue una de las que más me gustó porque creo que tiene mucho valor:
«RULE 6: Set your house in perfect order before you criticize the world».
Jordan habla de ejemplos de personas que han emergido de pasados terribles para hacer el bien, aunque ese logro parezca super humano, ya que, según Nietzche, las personas que han sufrido muchos males, pueden tener el deseo de perpetuarlos, de injerirlos en alguien más. Pero existe otra opción, que sería aprender el bien a través de dicha experiencia del mal.
Después, comienza a recomendarte una limpieza para tu vida a través de trabajo duro, relaciones sanas, hábitos correctos y termina diciendo que puede ser posible que si limpies tu vida, puedas ver que si los demás lo hicieran, el mundo podría dejar de ser un lugar malo, incluso podría dejar de ser terrible.
Nadie sabe que nos depararía si todos pusiéramos lo mejor de nosotros, nuestro mejor esfuerzo para convertirnos en la mejor versión que podemos llegar a ser.
Me gustó mucho el tema general de ese capítulo, ya que pienso que todos nosotros, volteamos a ver los errores de los demás la mayoría del tiempo, sin mirar hacia nuestros adentros, sin realizar un examen completo y honesto de nuestros actos, pensamientos y sentimientos.
Antes pensaba que la forma de cambiar al mundo era creando un invento magnífico, dando un discurso prometedor acerca de un mejor futuro, creando asociaciones o utilizando medios económicos de forma útil y correcta. En los últimos años he concluido que esa teoría es incorrecta.
Pienso que, la única forma de cambiar al mundo, es cambiarnos a nosotros mismos. No podemos cambiar algo que esta roto o qué es inoperante, si nosotros estamos rotos y tenemos un desastre interior.
Si logramos ser honestos y preguntarnos acerca de nuestra situación actual, acerca de nuestras actitudes con los demás, nuestros pensamientos y relaciones, puede ser que encontremos muchas cosas que consideramos incorrectas, erróneas o inútiles para un mejor futuro propio.
A partir de ahí, podemos iniciar una limpieza profunda e intentar poco a poco y con mucha dedicación el cambio total de todas aquellas cosas que nos están privando de la mejor versión de nosotros, de una mejor vida y de paz mental.
Solo así, ese tipo de cambios, irán impactando en todo lo que nos rodea, en nuestros semejantes y por consiguiente, en el mundo.
Concentrate más en tus acciones, en tu camino y en tu vida que en criticar a tus semejantes. Solo ahí se encuentra el verdadero cambio.
¿Quieres cambiar al mundo? Cámbiate a ti mismo.
-Adrian de la Vega.