Nota del autor: Estas publicaciones se presentan tal cual fueron escritas, sin ediciones, para preservar la autenticidad de los pensamientos del autor. Agradezco su comprensión ante cualquier error ortográfico o gramatical.
El ser humano es un ser social. Deseamos conexiones, amistades, relaciones amorosas… compañía.
Pero las cosas se tuercen cuando no logras encontrar conexiones reales, platicas emocionantes, palabras sinceras o corazones a tumba abierta.
Nunca he sido una persona muy social. Siempre me ha gustado recluirme en mis pensamientos. No me siento bien en lugares concurridos y prefiero los lugares tranquilos. El silencio me llena el alma y la soledad me acompaña y me da vida. Tanto que se ha convertido en mi compañera incondicional. Siempre busco soledad mental y algunas veces, también persigo la soledad física.
Pero no siempre fue así. Hubo algunos momentos de mi vida donde pensaba que no podía ser nadie si no tenía a personas a mi lado. Que mi vida valía solamente si tenía a alguien conmigo hasta que entendí que eso no era sano ni era lo que yo buscaba.
Decidí embarcarme en un camino de auto conocimiento. Un camino de superación personal y de encuentro personal.
Recorrí países solo. Hice viajes en mi motocicleta solo. Pase días solo y me casé con los libros, mi mejor compañía desde hace ya vario tiempo.
Me interné en mi mente a través de la meditación, la reflexión y el ejercicio físico.
Pero llega un momento donde la soledad se vuelve peligrosa. Te sientes tan cómodo con ella que te envuelve en sus brazos y no te deja escapar. Evitas las platicas cotidianas (es decir, el 95% de ellas). Odias los encuentros casuales y te aburre conocer personas que no aporten algo positivo o que sean una vil copia de las otras siete que acabas de conocer.
Buscas más viajes solo, más lugares solitarios. Buscas silencio y paz.
Pero hay una falla en ese modus operandi. Somos seres sociales y nuestra alma se alimenta de eso en gran parte.
Jordan Peterson decía que el sentido de la vida para un hombre, es tomar responsabilidades. Responsabilidades en un círculo social, ya sea tu familia o tu pareja. Esas responsabilidades incluyen cuidarlos y protegerlos cuando lo necesitan, apoyarlos en momentos difíciles y en general, dejar una huella o enseñanza en sus corazones.
Según su teoría, cuando un hombre tomaba esas responsabilidades, nunca más tendría un vacío existencial.
Pero eso se vuelve imposible cuando te encuentras tan a gusto en tu soledad y cierras las puertas que permiten encontrar esas conexiones.
Hay que abrir el corazón. Hay que confiar en las personas. Hay que creer que aún existen personas desinteresadas y lo más importante, creer que encontraremos personas realmente buenas en este mundo.
Porque las hay. Solo que muchas veces, no logramos conectar con ellas porque estamos cerrados. Confiando en la vida, pensando que nos relacionaremos con personas iguales a nosotros y tratando de hacer a un lado nuestro pensamiento egoísta, es cómo lograremos conectar con nuestros semejantes.
Pensé que la soledad era lo más bello del mundo. Poder ser totalmente independiente y no necesitar de otra persona para sentirte completo y que ya lo había conseguido, pero realmente, lo más bello del mundo, es tocar los corazones de los demás, de forma sincera y honesta.
Ahora, lo difícil será tratar de dejar atrás algunos días a esa sombra que me persigue y en la cual me siento tan tranquilo… Mi soledad peligrosa.
Soledad peligrosa…
-Adrián de la Vega.