A unos cuantos días de cumplir 30 años, me hago una profunda y seria reflexión acerca de lo que ha sido mi vida y mi estancia en este mundo.
Un abismo que cambió mi vida: La confusión de mis 20 años
Creo que la primera parte de mis años 20, es decir, de los 20 a los 25, fueron una época de profunda confusión. Confusión acerca de quién era yo, qué era lo que quería, lo que buscaba, así como de mi misión en este mundo.
Me costó mucho empezar a entenderme, conocerme y tener una radiografía de mi ser.
Pero para mí, esa confusión fue una gran ventaja.
Navegando en las profundidades de mi espíritu
¿Por qué? Porque al estar completamente confundido y sin rumbo, decidí hacer un clavado al abismo. A un abismo de muchísimos metros de caída y que terminaba en el mar de mi espíritu. Y en cuanto me zambullí, miré a mi alrededor y pude ver un mar extenso, profundo, basto y con poca luz.
A mi lado se encontraba una balsa pequeña con un mensaje dentro: Si quieres salir de aquí, necesitas recorrer las profundidades de tu espíritu.
La transformación de un espíritu perdido a un ser completo
A partir de mis 25 años y hasta hoy, me dediqué a recorrer ese mar, desconocido para mí, pero que curiosamente, me pertenecía; y que cada rincón, me empezaba a parecer familiar.
Los primeros días fueron terribles. Un vacío enorme me atacaba al no contar con un mapa, una guía o una luz que me ayudara a reconocer ese mar. Existieron noches de mucha soledad, análisis y reflexión, pero poco a poco las cosas empezaron a cambiar.
La aventura de encontrarme a mí mismo en un mar desconocido
Me fui convirtiendo en un experto en la navegación. Aprendí cómo manejar mi balsa, cómo remar eficientemente, cómo acercarme a lugares obscuros y guardados en rincones secretos de mi memoria; y lo más importante, cómo controlar mi mente para sentirme un poco cómodo en la incomodidad e incertidumbre total.
Las islas y monstruos que encontré en mi interior
Encontré islotes que contaban con monstruos terribles, sacados de las peores pesadillas de mi niñez y de experiencias pasadas, pero a cada uno de ellos lo fui venciendo conforme fui conociendo el por qué de su existencia y obtuve las armas para derrotarlo.
También tuve contacto con islas que contaban con universos imaginarios que cree en mi infancia y en los que pasaba horas y horas divirtiéndome mientras soñaba despierto. Recordar el gran poder de mi imaginación fue una gran dicha para mí.
El coraje de superar tus versiones pasadas
A veces me encontraba con versiones de mi pasado, encallados, desolados y sin saber cómo salir de ahí. Esas visiones solo me hacían querer recorrer el mar para no terminar como ellos.
Mi fuerza y destreza creció, permitiéndome enfrentarme a las dificultades cada vez con más confianza y herramientas.
Aprender a tomar responsabilidad de tu vida y actos
Mi rostro y facciones comenzaron a cambiar. Pasaron de ser de un espíritu sin rumbo, a una persona que se estaba construyendo, tomando responsabilidad de sus actos y buscando disfrutar de su estancia en la tierra.
A veces quería gritar y pedir apoyo, pero entendí que este mar me pertenecía; y que este camino, solo lo podía recorrer yo.
El descubrimiento de mis pasiones y la mejor versión de mí mismo
Y conforme pasaron los años, fui encontrando destellos de luz en diferentes rincones. Destellos que comenzaron a iluminar mi mar y me permitieron ir reconociendo mi camino.
Encontré mi pasión por la escritura, mis ganas de transmitir mensajes positivos a otros seres humanos, mi gusto por disfrutar de la soledad, mis impulsos por recorrer el mundo y mi disciplina para convertirme en una mejor versión de mi mismo.
La última prueba
Y aunque pensaba que la aventura se estaba acabando, puesto que casi todo el mar ahora se encontraba lleno de luz, faltaba vencer un último lugar obscuro. Lugar que contaba con el peor monstruo de todos y el más peligroso.
Después de una gran batalla, logré vencerlo; y ese último islote, se iluminó.
La luz que provino de ese islote, me permitió conocer mi misión en este mundo y la cual creo que es la misma que tenemos todos: Ser uno mismo y confiar en ti.
La importancia de la soledad en el camino hacia la autoconsciencia
Ser yo mismo significaba no tener miedo a mostrar quien era, a mostrar mis pasiones, mis virtudes, mis defectos y nunca tratar de cambiar para encajar en otros lugares. Implicaba también confiar en mí mismo, trazar mi propio camino y mostrar aquello que realmente me gusta y disfruto hacer. Y para eso se necesita mucho coraje y valentía.
El mar no ha terminado. Aún encuentro islotes sin luz en algunos momentos de mi vida, pero lo más importante de este gran viaje que emprendí, fue aprender a navegarlo a través de cuestionamientos de mi ser y siempre buscar en mi interior las respuestas, en lugar del exterior.
30 años de vida: Una reflexión sobre el viaje hacia uno mismo
Celebro esta década de mi vida. Estoy sumamente orgulloso de lo que he logrado y del hombre en quien me he convertido. Ha sido un viaje turbulento, pero con mucha satisfacción interna.
¡Gracias, vida!
Creo que todos en algún momento de nuestras vidas tenemos que realizar este viaje a nuestro interior. Por eso espero que este post te haya ayudado y te haya proporcionado una pequeña guía acerca de lo que significa adentrarte en tu espíritu, así como todo lo que puedes ganar si tienes el coraje para hacerlo.
-Adrián de la Vega.