Nota del autor: Estas publicaciones se presentan tal cual fueron escritas, sin ediciones, para preservar la autenticidad de los pensamientos del autor. Agradezco su comprensión ante cualquier error ortográfico o gramatical.
¿Alguna vez has sentido que no perteneces a ningún lugar ubicado dentro del planeta tierra?
¿Te has sentido totalmente ajeno al círculo social que te rodea?
¿Con ideales y metas muy diferentes a lo que normalmente se espera de ti?
¿Como si fueras una especie de ser humano diferente? ¿O ni siquiera un ser humano?
Para mí, ese sentimiento me ha acompañado toda mi vida.
Es muy raro que me sienta a gusto en un ambiente. Antes me preocupaba y me hacía pensar que algo malo había dentro de mí. Me costaba socializar y conectar en lugares “populares” o que fueran atendidos normalmente por personas de mi edad o círculo.
Hasta que entendí que yo era muy diferente y que no tenía nada de malo. No lograba conectar en pláticas cotidianas porque aborrezco la banal, lo superficial y hasta la fecha me sigue pasando.
En cambio, si escucho a alguien abriendo su corazón, hablando de sus sentimientos, de sus sueños o de sus preocupaciones, mi mente se incendia y tengo unas ganas tremendas de participar en la conversación.
Pero esas pláticas son muy escasas, porque normalmente, todos nosotros utilizamos una máscara para no dejar que vean nuestro interior, nuestra vulnerabilidad.
Cuando entiendes que seguir tus ideales y hacer lo que te gusta es el camino a seguir independientemente de la soledad que te traiga, es cuando logras tu verdadero potencial.
Aléjate de lo cotidiano, haz lo que te guste y toma las riendas de tu vida. Aunque te sientas como un extraterrestre.
Extraterrestre…
-Adrian de la Vega.
