Regresa

Nota del autor: Estas publicaciones se presentan tal cual fueron escritas, sin ediciones, para preservar la autenticidad de los pensamientos del autor. Agradezco su comprensión ante cualquier error ortográfico o gramatical.

Noche de insomnio, noche de escritura, noche de música y de mucha reflexión.

Rodeado de superficialidad, a veces necesito una bofetada para poner los pies de nuevo sobre la tierra.

El ser humano es curioso, en un abrir y cerrar de ojos, perdemos de vista aquello que de verdad importa. Hasta que nos cortan las alas y caemos de sentón al piso, qué tanto anhela que caigamos utilizando la gravedad.

Pasamos los días preocupándonos por cuestiones efímeras que no tienen un sustento real. Preocupaciones sin sentido que nos quitan el sueño y se vuelven el centro de nuestro pensamiento.

Vivimos pensando en la siguiente cosa material que debemos de conseguir o el siguiente logro que necesitamos para recibir el aplauso de nuestro circulo social, y perdemos de vista todo aquello que nos da vida, aquello que nos da verdadera felicidad.

La vista se nos nubla y perdemos el faro que tenemos que seguir siempre que la marea sube o el clima se complica.

Ese faro para mí es la salud, la familia, un techo, un trabajo y un propósito. Tu tienes que encontrar tu faro, solamente necesitas las herramientas necesarias y un viaje de introspección.

Pero pasamos la mayoría de nuestros años persiguiendo una pelota en un rueda sin fin, como ratones de laboratorio. Insatisfechos, sin rumbo y sin saber qué tipo de sentimientos son los que estamos experimentando.

La felicidad del hombre está en la simpleza de su vida. Poder acariciar con los dedos y saborear todas aquellas cosas pequeñas que forman parte de nuestro día y que, ahora vemos como rudimentarias. Saber distinguir de aquello que es importante y aquello que no merece un segundo de nuestra atención.

Si tan solo nunca perdiéramos esa capacidad de asombrarnos de todo como cuando éramos niños o como si estuviéramos experimentando todo como si fuera la primera vez.

Regresa. Regresa a ese estado mental en el cual disfrutabas de todo desde el momento en el que te levantabas hasta el momento en que te ibas a la cama. Regresa a experimentar la vida en lugar de verla pasar. Regresa a agradecer y tomarte un espacio para voltear a tú alrededor.

Regresa…

-Adrian de la Vega.

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