Mikaela

Nota del autor: Estas publicaciones se presentan tal cual fueron escritas, sin ediciones, para preservar la autenticidad de los pensamientos del autor. Agradezco su comprensión ante cualquier error ortográfico o gramatical.

Mikaela, amiga mía, perrita amada. Si pudieras escuchar estas palabras, seguramente moverías tu colita como cada vez que estás esperando algo de comer que te encanta.

A veces me azota el sentimiento cuando recuerdo que este año cumples casi diez años. Me pone muy triste pensar que te quedan solo unos años de vida y cada cana que aparece al rededor de tus ojitos, me agobia.

Siempre he dicho, que si pudiera, te daría años de mi vida.

Porque desde que llegaste a esta casa, nunca fuiste una perrita, siempre tuviste comportamientos tan tranquilos, que parecías un humano más, un miembro de la familia.

Lo único que has hecho en toda tu vida, ha sido demandar amor a través de apapachos constantes por horas y exigir comida todo el tiempo. Pero lo más importante, me has dado a mí y a mi familia, una compañía que no se puede describir con palabras, porque ha trascendido cualquier umbral de amor que uno se pueda imaginar.

Aunque no hay manera posible de que entiendas o absorbas estas palabras, quiero que quede constancia de todo el amor y cariño que te tengo yo y también mi familia.

Tus años en esta tierra están contados, como los de cada ser humano, solo que los tuyos son mucho más cortos, pero la huella que dejarás en mi corazón se quedará por el resto de mis días y trascenderás como una de las cosas más bonitas que me ha pasado.

Mikaela…

-Adrián de la Vega.

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